Mi Cubículo

Cualquiera diría que sólo las noticias se reciclan. Desaparecen y vuelven, con un movimiento pendular que los lectores compasivos disculpan en honor de otros aciertos más originales. Los estudios científicos parecen haberse contagiado y también reciclan sus análisis, esta vez redescubriendo que el estrés laboral es perjudicial para la salud.

Y llegó el viernes. Ya es hora que el viernes pase a ser parte del fin de semana. Dicen que las costumbres terminan siendo ley. Habría que votar una norma que establezca:

La sinceridad no siempre es buena, bueno sí, pero no. El tema es tener cuidado. ¿Tener cuidado de decir la verdad? No, no. Eso es un valor propio y es inobjetable, no se negocia. Eso lo sé, lo que no sé es lo que intento decir. El tema es a quién se la decís e incentivado porqué, bueno, no tampoco. A ver si con esta historia se entiende...

En el programa de la mañana de la emisora Radio de España, el DJ Edgar lleva un concurso con premios muy apreciado por sus oyentes. El juego se llama “Mate Match” donde el DJ llama a una persona al azar, al trabajo, y le pregunta si está casado o si tiene pareja fija. Si la persona responde que sí, entonces él o ella deben responder a tres preguntas, generalmente muy personales e íntimas. El jugador debe luego decir el nombre de su pareja y darle al DJ el número de teléfono para verificar que las respuestas a esas preguntas coincidan con las respuestas de su pareja. Hace unos meses España tuvo una de las mañanas mas divertidas de su historia.
Aquí tienen la versión:
–¡Hola! Soy Edgar de WBAM. ¿Has oído hablar de “Mate Match”?–consulta el DJ.
–Si, lo conozco– responde el concursante entre risas.
–¡Perfecto! Entonces sabes que estamos por regalarte un viaje a Orlando ¿Cómo te llamas? Sólo el nombre de pila, por favor.
–Juan– sigue riendo. –Juan, ¿estas casado? –Sí, estoy casado– con tono nervioso.
–Gracias. Ahora dime el nombre de tu esposa. –Sara– apenas se llega a escuchar.
–Vale, primera pregunta para tí. ¿Cuándo ha sido la última vez que tuvisteis sexo? – así, directamente. –...Ella me matará por esto– como queriendo evitar el juego, pero se trata de un viaje a Orlando. Entonces, el DJ, viendo que tenía algo bueno, insiste: –¡Venga, Juan! ¡Responde a la pregunta! –Hacia las 8 de esta mañana– finalmente confiesa el oyente, que se va transformando en actor principal de la mañana.
–Eres un mandril, Juan. Segunda pregunta. Debes ser sincero: ¿esto, cuánto duro?
–Unos 10 minutos.
–Bueno, la última pregunta: ¿Dónde habéis hecho sexo esta mañana entre las 8 y las 8.10? – pregunta Edgar con tono de la respuesta será lo mejor.
Invadido por la vergüenza y por lo sinvergüenza Juan intenta responder: –Nosotros, bueeeno, yo, la verdad...
–Esto nos hace pensar en algo interesante, Juan. ¿Dónde ha sido?– aumentando la expectativa.
–No, nada especial– tratando de enfriar el clima –lo que pasa es que su madre vino a quedarse por un par de semanas... –Uy, uy...
–...Y mi suegra estaba duchándose esta mañana y lo hicimos en la mesa de la cocina...–finalmente larga Juan su suspiro de liberación, aún sabiendo que recibirá el enojo de su esposa, pero ella tendrá todo el viaje a Orlando para olvidarse de ello. –¿Nada especial, eh? – se sorprende el locutor. –Esto es mucho más aventurado y excitante que las últimas cien veces que yo hice sexo. Vale gente, hora ponemos en espera la llamada de Juan, mientras me da el número de su mujer.
Tres minutos de anuncios después...
–Bueno gente, ahora llamamos a Sara, ¿qué os parece? – retoma Edgar. Se oye teclear el número... llama... atiende... –Buenos días.–Hola, buenos días, ¿podría pasarme con Sara, por favor?
–Yo soy Sara
–Hola Sara, soy Edgar de WBAM. Estamos en directo en este momento y hemos tenido una charla con Juan. Ahora él está a la escucha. Juan sabe que no fallarás ninguna respuesta, de lo contrario: perderéis el viaje. Dime, Sara... ¿Conoces las reglas de “Mate Match”? –Juan, ¿que coño de broma me estás gastando?– entre enojo y risas pregunta su mujer. –Sólo tienes que responder a las preguntas muy sinceramente, cariño, ¿vale? Debes ser muy sincera. –Sí, Sara este es el requisito esencial para ganar– refuerza Edgar. –Ahora te haré tres preguntas. Si tus respuestas correspondieran con las que ha dado Juan, entonces habréis ganado y saldréis para un maravilloso viaje a Orlando, cinco días con gastos pagados.
–Vale, empezamos.
–¡All right!– y el DJ lanza la primer pregunta: –¿Cuándo ha sido la última vez que habéis tenido sexo, Sara?
–Dios mío,....uhmm, esta mañana antes de que Juan saliera para el trabajo.
–¿A qué hora exactamente?– necesita más precisión la primera respuesta.
–A eso de las 8 de esta mañana– afirma Sara. –Muy bien. Segunda pregunta: ¿Cuánto duró?
–Unos 12 o 15 minutos, puede ser.
–Esta respuesta ha estado bastante cerca. Estoy seguro de que Sara intenta proteger la virilidad de su hombre. Ahora queda la última pregunta, Sara. Estás a las puertas de ganar el premio a Orlando. ¿Estás lista?
–Sí...– se escucha entre las risas de nervios, sorpresa, enojo y más de Sara.
–Última pregunta para ganar el viaje: ¿Dónde lo habéis hecho?– Edgar se relame por la respuesta.
–¡¡DIOS MIO JUAN!! ¿No habrás respondido también a esto, verdad?– la vergüenza se comienza a apoderar de ella.
–No tengas miedo cariño, responde y ya está.
–¿De qué te preocupas ahora, Sara? Responde a mi última pregunta– se entromete el DJ. Y es cierto, ya confesó haber teneido relaciones y qué más da confirmar que fue en la cocina con la madre bañándose. En definitiva, es por un viaje a Orlando. –Vale, es que mi madre vino a vernos y a pasar un par de semanas en casa y...– comienza a responder Sara, pero la vergüenza la vence: –Ohhhh Dios mío Juan... ¡No puedo creer que lo hayas dicho!– exclama Sara tratando de evitar tener que dar la respuesta.
–Venga, amor. Es para un viaje gratis a Orlando– chantajea su marido. –Vamos, Sara no tenemos todo el día: ¿Donde lo habéis hecho?– pregunta Edgar un tanto impacientado. "Después de todo, no es para tanto", piensa.
Hay una pausa, un silencio. Todos esperan la respuesta. El musicalizador con el dedo sobre la tecla que lanzará la canción que ponen cuando la gente gana. Juan, expectante, piensa en abandonar la oficina, pedirse las vacaciones, salir de esa rutina.
Se escucha un suspiro sobre el teléfono, es Sara, sigue un pequeño silencio más. Finalmente Sara responde:

–Lo hicimos por el cul _.
Silencio total…
El musicalizador llega tarde con el “beep”. Edgar cierra con un profesional: “Volveremos luego de estos anuncios”.

"El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes, o a la sangreheredada o a la escuela donde estudiaste. No se debe a las dimensiones detu casa o de cuantos carros quepan en tu garaje. No se trata de si eresjefes o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales. Notiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador ohablas bonito, o si las luces te siguen cuando lo haces. No es latecnología que empleas. No se debe a la ropa que usas, ni a los grabadosque mandas bordar en tu ropa, o si después de tu nombre pones las siglasdeslumbrantes que definen tu estatus social. No se trata de si eresemprendedor, hablas varios idiomas o eres atractivo, joven o viejo.El éxito se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántosadmiran tu honestidad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si terecuerdan cuando te vas. Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitasdañar, y si guardas o no rencor en tu corazón. Se trata de que en tustriunfos estén incluidos tus sueños; de si tus logros no hieren a tussemejantes. Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre losdemás.Es sobre si usaste la cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta ogeneroso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste de losancianos. Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad deescuchar y de tu valor sobre la conducta. No es acerca de cuántos te siguensino de cuántos realmente te aman. No es acerca de transmitir, sino decuántos te creen si eres feliz o finges estarlo. Se trata del equilibrio dela justicia que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tuconciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no detener más", respondió el mexicano Carlos Slim, millonario empresario, cuando le preguntaron qué era el éxito.

Cayual dei, no me queda otra que fonetizarlo. ¿De qué otra manera podría escribirlo?
En muchas empresas se instauró el cayual dei, como una medida más para que los esclavos tengamos un paliativo semanal y no estar obligados a usar esa ropa tan incómoda y formal de oficina, que no ayuda en nada a realizar nuestras tareas. Ahora pregunto, si los viernes se hizo el cayual dei para trabajar mejor, o al menos más cómodos, sin tantos formalismos y todas las explicaciones pertinentes, ¿por qué no es cayual dei todos los días?
Algunos se pasan de rosca con lo de cayual, pero eso pasa en todos los órdnes de la vida.
A nosotros nos ecantan los viernes, porque tenemos una compañera que se trae unos jeans gastados hiperajustados, y eso nos ayuda a trabajar más distendidamente.
¡Buen fin de semana!

Increíble, bueno pasa todas las semanas así que es hora de comenzar a creerlo, pero ¿lunes otra vez?