miércoles, agosto 16, 2006
Siempre se hizo así
Que una situación se haya repetido en el tiempo, por más largo que éste sea, no lo acredita en algo correcto.
Que durante mucho tiempo, o por poco, alguna cuestión se haya manejado de una misma forma, tampoco lo transforma en cierto.
Ni tampoco puede transformarlo en lógico ni en acpetable.
La respuesta simple, inocente e instintiva: "Siempre se hizo así" no logra que algo malo, errado o deficiente mágicamente se vea bueno, cierto o eficiente.
Hace un tiempo tomé la posición de alguien que dejó la organización de un momento a otro. Obviamente, lo primero que hice fue repetir su trabajo. Lo que yo desconocía es que esa persona, algunos años antes, se había encontrado con la misma diyuntiva. Tengan la certeza, emuló el trabajo de su antecesor. Y sí, otros tantos años antes el antecesor de mi antecesor tomó el lugar de su antecesor, y, ya sé que no los queda duda alguna, repitió parcimoniosamente el trabajo del antiguo empleado del sector.
Un buen día, entró un nuevo jefe. Su primera pregunta fue porqué estaba haciendo una cosa de tal manera.
-Siempre se hizo así.
-¿Y está correcto?-, concienzudamente preguntó.
No respondí. Mi mirada se perdió en el silencio, y ante mi desconsuelo, me contó un cuento:
-Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula y en el centro de la misma una escalera con muchas bananas. Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre él hasta desalentar su intento. Luego de algún tiempo de repetir esta operación, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros a la fuerza se lo impedían.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera a pesar de la tentación que significaban las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo simio fue subir la escalera, siendo rápidamente impedido por los otros con fuerza y peleas. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer nuevo integrante participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y finalmente el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos quedaron entonces con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.