miércoles, agosto 30, 2006
Wow, Carolina
-Oh, no es la gran cosa. Su computadora sólo tiene 1 giga de memoria.
No conozco todas las oficinas, ni todas las organizaciones, pero me animo a decir que en toda oficina, en toda organización hay un ejemplar de la especie femenina a quien todos miramos ir, o venir. Ni hablar que en el mismo individuo se den ambas situaciones. Para estos casos, ya la fémina está en boca y en mente de todos, en almuerzos de trabajo, en reuniones de presupuestos, en partidos de fútbol de compañeros, en cruces de pasillos, en fin, en toda oportunidad.
También existen las situaciones de añoranza o melancolía por especímenes que han dejado la compañía y nos han dejado sin su esbelta, atractiva, infartante compañía. Aquellos compañeros de más años en la empresa nos enseñan lo buena que estaban esas mujeres cuando le vemos brillar los ojos y el gesticular propio que acompaña a la frase "No sabés lo fuerte que estaba".
Otra situación de debate se presenta ante nuevas incorporaciones. En algunos casos pareciera ser que estamos hablando de dos ejemplares diferentes. La cara de desconcierto y de ganas de conocer la materia de discusión de aquellos que aún no han tenido la fortuna (o mala fortuna) de conocer a la "nueva" matiza la discusión de los (des)afortunados que gozaron (sufrieron) con la inspección ocular.
A medida que las cervezas van muriendo y resucitan en la sangre de los observadores, algunas van obteniendo mayor puntaje proporcionalmente al alcohol en sangre.
Cuando se ha pasado revista a todas, comienza el recuento de votos y se crean categorías especiales, para la más simpática, la más agradable, la que es para conversar, la que da para bailar, la que da sólo para laburar, la que no da para nada. Quienes reunan dos o más características positivas pasan a la final.
En una oportunidad, estábamos todos en el bar, luego de un partido de fútbol, y el más tomado se salió con un verso. Trató de justificar lo que el resto consideró una muy mala, casi ridícula, puntuación a una leidi. Se paró y dijo:
También existen las situaciones de añoranza o melancolía por especímenes que han dejado la compañía y nos han dejado sin su esbelta, atractiva, infartante compañía. Aquellos compañeros de más años en la empresa nos enseñan lo buena que estaban esas mujeres cuando le vemos brillar los ojos y el gesticular propio que acompaña a la frase "No sabés lo fuerte que estaba".
Otra situación de debate se presenta ante nuevas incorporaciones. En algunos casos pareciera ser que estamos hablando de dos ejemplares diferentes. La cara de desconcierto y de ganas de conocer la materia de discusión de aquellos que aún no han tenido la fortuna (o mala fortuna) de conocer a la "nueva" matiza la discusión de los (des)afortunados que gozaron (sufrieron) con la inspección ocular.
A medida que las cervezas van muriendo y resucitan en la sangre de los observadores, algunas van obteniendo mayor puntaje proporcionalmente al alcohol en sangre.
Cuando se ha pasado revista a todas, comienza el recuento de votos y se crean categorías especiales, para la más simpática, la más agradable, la que es para conversar, la que da para bailar, la que da sólo para laburar, la que no da para nada. Quienes reunan dos o más características positivas pasan a la final.
En una oportunidad, estábamos todos en el bar, luego de un partido de fútbol, y el más tomado se salió con un verso. Trató de justificar lo que el resto consideró una muy mala, casi ridícula, puntuación a una leidi. Se paró y dijo:
Que la fulana no es fea
y lo digo con razón
si usted tiene dudas
es que no escucha su corazón.
es que no escucha su corazón.