miércoles, julio 09, 2008
Indispensable
-Dana, me di cuenta que sos totalmente irremplezable.
-¿Eso significa que me darán un aumento?
-Especialmente me agrada tu gran sentido del humor.
Siempre digo lo mismo, la misma reflexión pseudo depresiva. Tal vez sea tan real que convenga sentirla depresiva, como para que sea menos tangible, más distante, como que podríamos zafarnos de ella con grandes dosis de endorfinas. Pero la sentencia es drástica, real. Cada uno la sentimos en carne propia. Lo que digo siempre es que todos somos indispensables al momento que atravesamos la entrada de la oficina. Ese momento crucial que pasamos la tarjeta identificatoria y la luz roja pasa a verde, como un semáforo que quisiéramos esté en intermitente. Cruzando esa línea divisoria de libertad y esclavitud, nos transformamos por arte de magia de la necesidad de un tarea por realizar (que venimos haciéndola nosotros) en indispensables.
Por simple, rutinaria, sencilla que fuera la tarea, es nuestra, tan sólo nuestra. Nadie se atrevería a realizarla porque el sentido de pertenencia de cada uno para con su tarea es una relación de apego a algo no material que es muy complicado entender, y por ende explicar.
Ahora, esa indispensabilidad que parece tan firme, tan imbatible, tan poderosa (¿quién hará lo que hacés si vos no venís?) drásticamente se quiebra, se pierde, se esfuma cuando no pertenecés más a la empresa, entidad, organización, equipo, lo que sea. Es la propia escencia de la organización, no se permite fagocitarse, entonces nunca mejor aplicado "muerto el rey, viva el rey". Si tu relación de indispensabilidad te parecía estar ligado por un lazó invisible pero resistente, lamento que leas la siguiente comunicación:
"Todo la lazo invisible tan resistente para parecer real será cortado por las filosas tijeras del restructuring, o por la voracidad del serrucho del downsizing o por las destructoras garras de la sierra eléctrica que un día nos corta todos". Tu lazo de indispensabilidad será atado a otro, al próximo "indispensable".