viernes, julio 18, 2008
AMIA - 14 años
Hace un año posteaba yo Dolor, impunidad, vergüenza y tan sólo podría repetirme. Repetirme en una espiral hacia adentro, cerrarme en un dolor social, vendarme los ojos y atarme las manos, para no ver, para no sentir. No hablo de hacerme indiferente. Eso no. Podría ser menos traumático, pero éticamente me quedaría vacío.
Cuando hablamos de actos que atacan el valor más preciado, cuando el milagro de estar vivos se traduce en la pesadilla de la muerte, y cuando a eso le sigue conspiración política, y cuando cuatro presidentes en catorce años miraron siempre al costado; cuando la justicia en catorce años escribió miles de fojas de letras huecas e infructuosas; cuando peritos ignotos en catorce años descudiaron las pruebas fácticas del horror; cuando la sociedad indiferente en catorce años no se puso al frente de un pedido de justicia; cuando todo eso pasa, el Juan de mi posteo del año pasado ahora cumple un año más.
No me queda otra que repetirme, Juan, mi Juan, el Juan de todos, cumple un año más, como el dolor, la vergüenza y la impunidad.
Cuando hablamos de actos que atacan el valor más preciado, cuando el milagro de estar vivos se traduce en la pesadilla de la muerte, y cuando a eso le sigue conspiración política, y cuando cuatro presidentes en catorce años miraron siempre al costado; cuando la justicia en catorce años escribió miles de fojas de letras huecas e infructuosas; cuando peritos ignotos en catorce años descudiaron las pruebas fácticas del horror; cuando la sociedad indiferente en catorce años no se puso al frente de un pedido de justicia; cuando todo eso pasa, el Juan de mi posteo del año pasado ahora cumple un año más.
No me queda otra que repetirme, Juan, mi Juan, el Juan de todos, cumple un año más, como el dolor, la vergüenza y la impunidad.
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