viernes, noviembre 30, 2007
Rey Chávez
Hay un dolor que duele mucho más por los daños potenciales que puede prodigar hacia el futuro y hacia los demás. Se llama ignorancia. Es desde ese dolor que las primeras palabras que articulo caen al blog como si fueran lágrimas de sangre arrancadas desde el centro mismo del corazón. No es que me haya puesto sensible, siempre lo fui. La ignorancia es amiga enfermiza del engaño. Así como la tierra tarda mucho tiempo en "digerir" los desechos tóxicos, el desengaño y posterior reacción reparadora de los daños ocasionados podrían tardar mucho en llegar.
La cuna del petróleo latinoamericano anda de revueltas por estos días. Quizá debiera decir meses y hasta años. Un poder enquistado que promulga y lograría su posición eterna con banderas y ardides políticas que muy poco (nada) tienen de tangencia en el verdadero accionar.
Las pantallas de la irrealidad danzan melodías desenfrenadas en busca de un objetivo mentiroso. Cantar a cuatro vientos el deseo de una república socialista no es suficiente, mejor escrito, no podría ser argumento suficiente para sentarse en el trono de Rey de América. Disparar a todos los frentes, con el manejo impune de un fraude que se respira en todas las partículas de aire empetrolado.
Llega el tiempo de una dicotomía trascendente. Blanco o negro, toca decidir. Derechos o tiranía, moderna u oprimida Venezuela. Y hay algunos, muchos, demasiados (ojalá la verdad y el tiempo dijeran cuántos) que se plantan firmes, censurados, relegados, proscriptos. Cuando el ideal es ideal, ni vientos ni huracanas tendrían que poder con él. Los grupos de principal reacción, que buscan formar un vendaval en cadena, son los jóvenes, tal vez por su mente abierta, la Iglesia, quizá por estar del lado del pueblo (¿alguna vez? u ¿otra vez?) y varios militares, tal vez los que buscan un socialismo democrático (no sólo en denominación). ¿Y el resto? La derecha imperial no los seduce, o no tanto.
El resto se debate entre no me toquen lo mío y el hambre de la falta de futuro de pobres e incrédulos. Ignorancia y su prima la indiferencia. Causas diferentes, consecuencias similares. Canta León Gieco
"El 1 % quiere esto torcer
El 9 % tiene el poder
De lo que queda el 50 sólo come
Y el resto se muere sin saber por qué
Es mi país , es el país de Cristo
damos todo sin recibir
Es mi país , es un país esponja
se chupa todo lo que pasó
Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a transar
Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a parar".
Los aires de Venezuela soplan y huelen a sangre y pólvora. La dialéctica falla también en el siglo XXI. Dicen que las revoluciones se logran con sangre. Mi artera ignorancia no me deja decir a mí. Estoy envuelto en un azaroso desconocimiento, cargado de gran dolor por amenazas insensatas (y deseo infundadas) de fraude, revueltas y sangre.
Venezuela vota por sí o por no a la propuesta de Chávez. Locura eterna de poder enviciado de discurso bolivariano. Acusar lo que se te acuse, suele ser buena defensa y mejor ataque. Propuesta ¿real o vacía? de liberarse del imperialismo y autodeterminarse social y bolivariano.
Si pudiera pedir un deseo, sería que la cordura y la mesura prime ante la adversidad y la injusticia. No hay peor dolor del que no se puede volver.
La cuna del petróleo latinoamericano anda de revueltas por estos días. Quizá debiera decir meses y hasta años. Un poder enquistado que promulga y lograría su posición eterna con banderas y ardides políticas que muy poco (nada) tienen de tangencia en el verdadero accionar.
Las pantallas de la irrealidad danzan melodías desenfrenadas en busca de un objetivo mentiroso. Cantar a cuatro vientos el deseo de una república socialista no es suficiente, mejor escrito, no podría ser argumento suficiente para sentarse en el trono de Rey de América. Disparar a todos los frentes, con el manejo impune de un fraude que se respira en todas las partículas de aire empetrolado.
Llega el tiempo de una dicotomía trascendente. Blanco o negro, toca decidir. Derechos o tiranía, moderna u oprimida Venezuela. Y hay algunos, muchos, demasiados (ojalá la verdad y el tiempo dijeran cuántos) que se plantan firmes, censurados, relegados, proscriptos. Cuando el ideal es ideal, ni vientos ni huracanas tendrían que poder con él. Los grupos de principal reacción, que buscan formar un vendaval en cadena, son los jóvenes, tal vez por su mente abierta, la Iglesia, quizá por estar del lado del pueblo (¿alguna vez? u ¿otra vez?) y varios militares, tal vez los que buscan un socialismo democrático (no sólo en denominación). ¿Y el resto? La derecha imperial no los seduce, o no tanto.
El resto se debate entre no me toquen lo mío y el hambre de la falta de futuro de pobres e incrédulos. Ignorancia y su prima la indiferencia. Causas diferentes, consecuencias similares. Canta León Gieco
"El 1 % quiere esto torcer
El 9 % tiene el poder
De lo que queda el 50 sólo come
Y el resto se muere sin saber por qué
Es mi país , es el país de Cristo
damos todo sin recibir
Es mi país , es un país esponja
se chupa todo lo que pasó
Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a transar
Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a parar".
Los aires de Venezuela soplan y huelen a sangre y pólvora. La dialéctica falla también en el siglo XXI. Dicen que las revoluciones se logran con sangre. Mi artera ignorancia no me deja decir a mí. Estoy envuelto en un azaroso desconocimiento, cargado de gran dolor por amenazas insensatas (y deseo infundadas) de fraude, revueltas y sangre.
Venezuela vota por sí o por no a la propuesta de Chávez. Locura eterna de poder enviciado de discurso bolivariano. Acusar lo que se te acuse, suele ser buena defensa y mejor ataque. Propuesta ¿real o vacía? de liberarse del imperialismo y autodeterminarse social y bolivariano.
Si pudiera pedir un deseo, sería que la cordura y la mesura prime ante la adversidad y la injusticia. No hay peor dolor del que no se puede volver.
Etiquetas: Venezuela
Comments:
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.....a mi esposa y a mi, nos ha gustado la manera en la que has puesto en estas líneas el sentimiento de todos los Latinoamericanos, que sin importar de donde seamos no queremos que ninguno sufra la tirania de una dictadura, como la que ha empezado a vivir Venezuela y que nos toca a todos los demas de una u otra manera. Nosotros como Colombiano, hermano pais, nos sentimos mas ofendidos en nuestra buena fe y no toleramos que el presidente "bolivariano" pretenda ayudar a los bandidos y pícaros grupos guerrilleros que tantas muertes, miseria y sufrimiento han traido al pais desde hace mas de 50 años. Tenemos un legítimo presidente escogido por todos mis compatriotas y a nuestro modo de ver es el mejor de los últimas décadas merece respeto y apoyo a las medidas que toma ya que para eso lo escogimos para que por fín alguien enfrente a los terroristas y no se siente a cantar, tocar guitarra y charlar como lo han hecho antes y lo hizo Chavez.
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