miércoles, julio 18, 2007
Dolor, Impunidad, Vergüenza
Hoy Juan Pablo cumple trece años. Parece mentira pero ya ha dejado su adolescencia detrás. Sin embargo, hay algo que le duele, le come las entrañas y le aplasta la cabeza. No lo dice a nadie. Nadie, o casi nadie podría entenderlo. Y para qué, si fuera adolescente tal vez, pero su adolescencia no ha existido. Se la robaron antes. Se la despojaron el mismo día en que nació. No lo supo sino hasta después. No recuerda cuando lo supo, pero fue después. Aunque el día que nació hubo miles de complicaciones. Su corazón latía más lento que lo normal. Sus ojos lloraron muchas más lágrimas que lo normal. Su llanto sonaba más desagarrador que lo normal. Su parto dolió mucho más de lo normal. Su 18 de julio de 1994 no fue un día normal. Sus 18 de julios nunca lo serán. Las alegrías reposan a la sombra de sus tristezas. La vida parece no tener fin y doler eternamente en una espiral de confusión, dolor, ambigüedad e indiferencia. Juan Pablo no hace reclamos de ningún tipo. Su voz continúa enmudecida por los estruendos. Su aire no es puro, un polvillo maloliento le provoca lesiones en los pulmones. El simple acto de respirar le parte el corazón. Roto, desgarrado, desfallecido, un corazón joven pero viejo a la vez. Juan Pablo está dentro de cada uno de nosotros y hoy cumple trece años. Pero no sopla ninguna velita. Por el contrario, las enciende. Ochenta y cinco velas cargadas de luz de esperanza. Quizás la única luz que ilumina sus días. Porque sus ojos no ven. No ven justicia, no ven respeto, no ven nada. O sí, ven dolor, ven impunidad, ven vergüenza. Su cuerpo siente dolor, siente impunidad, siente vergüenza. La voladura de la AMIA es dolor, la voladura de la AMIA es impunidad, a voladura de la AMIA es vergüenza. La voladura de la AMIA también es nunca perder las esperanzas.
Etiquetas: AMIA
Comments:
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Muy bueno, tras que venía en baja con lo que significa un día como hoy, lo plasmaste muy bienUn abrazo
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