viernes, julio 27, 2007
Terapia

El espacio más generalmente aceptado para esto es la terapia. Un contrato de confidencialidad, con depósito de confianza y fe a plazos, que probablemente pague a término (corto o largo). Una hora semanal que pocas veces planificamos. Aterrizamos allí desprovistos de paracaídas. Nos desnudamos ante el ser reflexivo que ayudará a que nuestra propia inteligencia nos vista, abrigue y nos proveea de un paracaídas. Hablamos y hablamos, lloramos (no siempre) y lloramos (a veces sí). Pensamos, mucho, antes y después. Creemos entender, entendemos. Evitamos otras piedras, no siempre con el éxito suficiente. Y así, por un tiempo vamos y vemos avances, estanques y quizás algún retroceso.
Pero no es la terapia el único espacio y tiempo para que podamos ayudarnos a vivir mejor. Uno de los objetivos es liberarnos de nuestros odios, complejos y frustraciones. Aplicando el don de la reflexión, de la recapacitación, del pensar, podemos usar el espacio virtual de un blog para lograr el mismo fin. Otros quizá lo logren con una historieta, como en este caso lo grafica Liniers.
viernes, julio 20, 2007
El Negro no se va

Canta Fito Paez, negro y rosarino como vos, que nada nos deja más en soledad, que la alegría si se va. Pero los genios, los tipos de ley, los buenos tipos, trascienden, perduran, quedan. Y vos negro, vos sos un buen tipo. Tu alegría no se va, porque es de todos. Eso pasa con los genios, con los buena leche. La gente se los apropia, los toma para sí, los adopta. Y vos sos de nosotros, desde antes que se comience a decir la gente. A vos te queremos desde que éramos pueblo. Porque nos entendés, porque nos retratás, porque nos ironizás. Simlpemente (y exceletemente) nos mostrás como somos, como procedemos, las cagadas que nos mandamos. En tu humor gráfico nos reflejamos, nos vemos, somos, existimos. Y qué con el fulbo, de diez, como el Diego. Más muestra de tu destreza y genialidad. Sos de la cuna de grandes, grandes de corazón, grandes en humildad. No hay lágrimas, gracias a vos, llevaremos eternas sonrisas.
Etiquetas: Fontanarrosa
miércoles, julio 18, 2007
Dolor, Impunidad, Vergüenza

Etiquetas: AMIA
domingo, julio 15, 2007
Antónimos


jueves, julio 12, 2007
Estilos

Cada tanto pasa. Milagros que le dicen en las faunas laborales. Se genera una posición y se cubre con alguien de abajo, de la base. El triángulo deja un hueco abajo y alguno llega al medio, a ser gerente. No pasa a menudo. Siempre traen uno de afuera, bueno por suerte no siempre, y ahí aconctece el milagro.
Y con ello se presenta otro tema, superada la magia del milagro uno deja de ser compañero para ser jefe, coordinador, gerente o el nombre que se le quiera dar (o que le den en tu empresa). Y toca definir(se) un estilo.
En las antípodas de las formas, está esta del ejemplo (¿jocoso?) del látigo. El ser férreo atacante de la paz del empleado, llenarlo de presiones y contra presiones. El pedirle y ya estarle encima de porqué no hizo lo que le fuera pedido, aun cuando le pediéramos pasar un elefante por un ojal. Premios que no llegan y castigos que están a la orden del día. Y es una pena, es el momento de cambiar lo que no nos gustaba, mejorar lo que parecía imposible, ser, diferente, ni mejor ni peor, tan solo diferente dejando nuestra impronta, nuestra estela en el mar.
A mí me gusta eso otro, navegar el océano de lo incierto y que mi navega deje una estela, que se pueda seguir, que se pueda copiar, o al menos que se pueda ver (queda en cada quien qué hacer con lo que ve). Romper el látigo y mandar con el ejemplo, con mi hacer, con mis errores y mis aciertos. Alguien dijo (o escribió) que un líder lidera con el ejemplo, quiera o no quiera hacerlo (*). Y ahí está la cuestión, por lo menos parte de ella.
Con un látigo se emula que uno lo sabe todo, y quizás sea preferible hacer más preguntas. Los castigos infunden miedo, el buen líder genera confianza. La fuerza bruta puede hacer que el trabajo sea odioso, sin dudas quien surca el mar con su velero es capaz de lograr que el trabajo sea interesante (**).
Los milagros ocurren. Uno puede llegar. Los milagros ocurren, siempre se puede cambiar, claro que para bien (y cuidado que también para mal).
(*) Del inglés A leader leads by example, whether he intends to or not.
(**) Adaptación de A boss creates fear, a leader confidence. A boss fixes blame, a leader corrects mistakes. A boss knows all, a leader asks questions. A boss makes work drudgery, a leader makes it interesting. Russell Ewing.
viernes, julio 06, 2007
Bien o mal, lo mismo da

Hoy me preguntaron cómo me iba. Esa pregunta intranscendente y desporsalizada lanzada al aire como formalismo tácito de un saludo matutino de empresa. Si dejara que mi sinceridad aflorara y hablara, sé que diría que muchos de los que saludan, que me saludan, poco les importa hacerlo, y menos saber cómo me va ni nada de esas cuestiones sociales que muchos estan sujetos a seguir. ¿Cómo reconocer quién pregunta porque sí y quién pregunta por verdadero interés?
-Buenos días, Gabriel. ¿Cómo estás?
-Sentado, ¿y vos?
-Bien ¿y vos?
Así fue un diálogo con una compañera de trabajo. Siguieron otras palabras vacías de ida y vuelta. Sin dudas no había comunicación, no había interés, ni nada. De ambos lados surgió esa formalidad social pseudo obligatoria. Es verdad (quizás no) que mi respuesta rompe varios moldes, pero no rompió el de ella. Me pregunta como estoy, le respondo (al menos no le tiro el ultrarepetido "bien" aunque nos vaya como a Colombia en la Copa América), le pregunto (es cierto que automático, frío y sinsentido) "¿y vos?", me responde (el ultrarepetido "bien" aunque quizás le vaya como a Colombia en la Copa América), y me vuelve a preguntar. En este caso está claro que preguntó porque sí, puesto que repreguntó. No sólo no le interesó, sino que no lo registró. Al plantearle algo así, de esto versaron las palabras vacías que mencioné al principio del párrafo, me gané el descalificativo de "jodido". De quien nada espera de nosotros, nada debe afectarnos.
Como sea que venga la cosa, es difícil indentificar quién pregunta qué en qué momento. En el mundo hay personas de toda clase, que interactuan en toda clase de tiempos, persiguiendo toda clase de objetivos, o que no buscan nada sino mas que cumplir con un ritual de buenosdias/comoteva/bienavos/bienavos, así sin tono, sin sentido, sin nada, hasta con repregunta más vacía que lo vacío del contenido que lo precede.
Entonces, ¿qué y cómo hacer? A todos nos pasan cosas. Nadie puede juzgar a nadie. Por el momento, yo, seguiré siendo "jodido", aunque no esté de acuerdo con mi calificativo.
-Buenos días, Gabriel. ¿Cómo estás?
-Sentado, ¿y vos?
-Bien ¿y vos?
Así fue un diálogo con una compañera de trabajo. Siguieron otras palabras vacías de ida y vuelta. Sin dudas no había comunicación, no había interés, ni nada. De ambos lados surgió esa formalidad social pseudo obligatoria. Es verdad (quizás no) que mi respuesta rompe varios moldes, pero no rompió el de ella. Me pregunta como estoy, le respondo (al menos no le tiro el ultrarepetido "bien" aunque nos vaya como a Colombia en la Copa América), le pregunto (es cierto que automático, frío y sinsentido) "¿y vos?", me responde (el ultrarepetido "bien" aunque quizás le vaya como a Colombia en la Copa América), y me vuelve a preguntar. En este caso está claro que preguntó porque sí, puesto que repreguntó. No sólo no le interesó, sino que no lo registró. Al plantearle algo así, de esto versaron las palabras vacías que mencioné al principio del párrafo, me gané el descalificativo de "jodido". De quien nada espera de nosotros, nada debe afectarnos.
Como sea que venga la cosa, es difícil indentificar quién pregunta qué en qué momento. En el mundo hay personas de toda clase, que interactuan en toda clase de tiempos, persiguiendo toda clase de objetivos, o que no buscan nada sino mas que cumplir con un ritual de buenosdias/comoteva/bienavos/bienavos, así sin tono, sin sentido, sin nada, hasta con repregunta más vacía que lo vacío del contenido que lo precede.
Entonces, ¿qué y cómo hacer? A todos nos pasan cosas. Nadie puede juzgar a nadie. Por el momento, yo, seguiré siendo "jodido", aunque no esté de acuerdo con mi calificativo.