viernes, abril 13, 2007

Facturas de los Viernes

Algunos dicen que estas pequeñas cosas te salvan de la locura de las empresas. Estas pequeñas cosas me hacen olvidar que la empresa existe.

Medialunas, churros, churros bañados en chocolate rellenos de dulce de leche, berlinesas, tortas de ricota, de chocolate, de todo. La oficina puede convertirse en una verdadera tentación. A veces es una colaboración para combatir las mañanas de lucha. Es cuando los vencimientos de los reportes lo ponen un viernes. Es la muerte. Es pecado. Justo el día en que los empleados nos regalamos al placer de las cosas dulces, como para anticipar el fin de semana. Pero cuando hay vencimientos, cuando las bases de datos se vuelven locas, cuando los sistemas colapsan y solo funciona el teléfono y el que lo usa es tu jefe que te llama y rellama para pedirte lo que no podés terminar, porque no hay luz, porque el programa no funciona, porque el tiempo no alcanza. No queda otra, no hay batalla que se pueda ganar, no queda nada por hacer, sólo entregarse al placer (y a la culpabilidad) de comerse una de esas bombas de tiempo, que de viernes a viernes se ha hecho una ¿sana? costumbre.

Pero, como en muchas otras cosas, no todo está perdido. Es posible elegir (posible, pero molto difíchile) no comer, salir a caminar al sol y, sabiendo que hoy no vence nada, comenzar a disfrutar del fin de semana. Es otra batalla, más difícil de ganar. Aunque sea preferible perderse en el dulce de leche, hoy me juego por mi salud.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?