viernes, octubre 06, 2006

River-Boca, ¿qué más?


Se paraliza la Argentina. No no juega la selección. Es un sentimiento parecido, pero también diferente. Quizás más grande, más movilizador, más determinante. Ya ha sido catalogado como uno de los eventos deportivos que uno no debiera perderse en la vida. No recuerdo quiénes armaron ese escalafón, pero tranquilamente se puede entender como cierto. Por ello, el superclásico entre River y Boca ya se vive, se siente, se goza, en las calles, los bares, las oficinas, los diarios. En verdad, hace ya un tiempo se piensa en este partido, que es seguido en todo el mundo. Innumerable cantidad de periodistas internacionales han pedido acreditación y se espera un domingo de fiesta. Mil cien efectivos policiales custodiarán que todo se desarrolle en un marco de seguridad.

En lo estrictamente deportivo, Boca es favorito para ganar y estirar su ventaja para ir encaramándose a un nuevo título. Está puntero, con cuatro puntos de ventaja y medio partido aún por jugar contra Gimnasia y Esgrima La Plata. Es cierto que resta un tiempo por jugar, y que se encuentra en desventaja mínima. Pero la semana pasada, Boca perdía 2 - 0 con Vélez y en el segundo tiempo lo volteó y lo puso de rodillas 3 - 2. Además, ahora son los supercampeones de todo el mundo, porque han conquistado más títulos internacionales que el mismo Real Madrid, el Milán y que el Rey de Copas® Independiente. Para levantar más el ánimo, esta semana recibieron la visita del mejor de todos los tiempos. Comieron un asado con Maradona, quien declaró que: "Hay La Volpe para rato". El flamante técnico de los xeneizes es conocido del técnico de River. La Volpe fue el tercer arquero del seleccionado argentino campeón en 1978 y la se enfrentaron del otro lado de la línea de cal. Fue en tierras mexicana, cuando el equipo de Passarella ganó 3 - 1.

En el club millonario, en cambio, son todas las malas. El burrito, quizás la única verdarera estrella (hoy a medio brillar) de un River que siempre tuvo estrellas, solicitó licencia sin dar mayores explicaciones a la prensa, aduciendo un tema personal muy complicado. De todo modos, el mayor problema de River está en la delantera y en la defensa. Los últimos dos encuentros se los empataron sobre la hora. En ambos, el club de la banda ganaba por 1 a 0, y dilapidó opciones de gol más que concretas. Cerca del final contra Colón y contra Belgrano, dos centros, dos cabezazos, dos puntos por partido dejados en el camino. Encima, en el arco está Carrizo, que por nombre asustaría a propios y extraños, pero aún no se sabe bien qué arquero es. El panorama no es alentador.

Pero ya está más dicho que escrito, para los clásicos no existen antecedentes, ni estadísticas, ni nada. Todos son únicos, espectaculares y movilizadores. ¿Un resultado? Alimentado por la fe: "Gana River, 2-1".

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