lunes, octubre 30, 2006
Dame Luz
Uno cree que para las empresas llena solo un legajo. Que para que lo tengan en cuenta debe haber un problema para que se lo tiren a uno. Muchas veces, así es como resuelven los problemas los mandamases. Asignan un responsable y ya. Entonces, ahí nace la posibilidad de darse a conocer. De salir a la luz. Eso, claro, si sale bien, o más o menos bien, o podemos responsabilizar a otro. Si, fatalmente sale mal (de caber la posiblidad de que salga mal, así saldrá), volveremos al ostracismo de nuestras vidas laborales o peor aún (quizás sea mejor), se termina nuestra vida laboral allí mismo.
La reflexión precedente me lleva a otra, entiendo, un tanto más profunda, más importante, más vital. Se inicia en el siguiente interrogante: ¿qué nos conozca quién? ¿Ser de importancia para quién? ¿Salir a luz que ilumina quién? Las respuestas son: de nadie. Si buscamos oportunidades, progreso, y demás, deberíamos tener en claro dónde trabajamos, con quiénes lo hacemos y qué representaría el cambio o el ascenso o la oportunidad que perseguimos.
Comparto con ustedes lo siguiente, desde mi cubículo, mi pedacito de la empresa mal iluminado, de donde de tanto en tanto emana un cachito de luz, algún destello en la oscuridad, pienso que: No sé hacer las cosas de otro modo que no sea involucrarme por completo en cada tema, en dar y ofrecer mis experiencias, en buscar la mejor forma de realizar el trabajo (generalmente eso me llena de más tareas) y eso, sin importar para quién es. Alguien dijo "Sé qué hago, cómo lo hago y cuándo lo hago". Para mí esa expresión lleva mucho contenido. Me tiene (casi) sin cuidado lo que piensan los demás, esos que llevan la antorcha de la luz que otros buscan, los que tienen el reflector que los demás buscan para ser proyectados a alguna especie de éxito. Tarde o temprano, lejos o cerca en el tiempo, las cosas se ven, se aprecian, se diferencian. Es cierto que tus pares lo hacen diferente que tus jefes, quienes a su vez no lo hacen igual que los jefes de tus jefes. Tus reportes directos te ven distinto también. Cabe en uno entender a cada otro.
Para mí, no hay más satisfacción que el deber cumplido, pero de seguro que eso no siempre alzcanza. Por eso el "casi" de algunas líneas arriba. Sentirse partícpe es importante, pero quizás no trascendente. Probablemente, necesitemos dimensionarnos un poco más objetivamente, algún rayo de luz, el que más nos importe, seguro que nos está iluminando.
La reflexión precedente me lleva a otra, entiendo, un tanto más profunda, más importante, más vital. Se inicia en el siguiente interrogante: ¿qué nos conozca quién? ¿Ser de importancia para quién? ¿Salir a luz que ilumina quién? Las respuestas son: de nadie. Si buscamos oportunidades, progreso, y demás, deberíamos tener en claro dónde trabajamos, con quiénes lo hacemos y qué representaría el cambio o el ascenso o la oportunidad que perseguimos.
Comparto con ustedes lo siguiente, desde mi cubículo, mi pedacito de la empresa mal iluminado, de donde de tanto en tanto emana un cachito de luz, algún destello en la oscuridad, pienso que: No sé hacer las cosas de otro modo que no sea involucrarme por completo en cada tema, en dar y ofrecer mis experiencias, en buscar la mejor forma de realizar el trabajo (generalmente eso me llena de más tareas) y eso, sin importar para quién es. Alguien dijo "Sé qué hago, cómo lo hago y cuándo lo hago". Para mí esa expresión lleva mucho contenido. Me tiene (casi) sin cuidado lo que piensan los demás, esos que llevan la antorcha de la luz que otros buscan, los que tienen el reflector que los demás buscan para ser proyectados a alguna especie de éxito. Tarde o temprano, lejos o cerca en el tiempo, las cosas se ven, se aprecian, se diferencian. Es cierto que tus pares lo hacen diferente que tus jefes, quienes a su vez no lo hacen igual que los jefes de tus jefes. Tus reportes directos te ven distinto también. Cabe en uno entender a cada otro.
Para mí, no hay más satisfacción que el deber cumplido, pero de seguro que eso no siempre alzcanza. Por eso el "casi" de algunas líneas arriba. Sentirse partícpe es importante, pero quizás no trascendente. Probablemente, necesitemos dimensionarnos un poco más objetivamente, algún rayo de luz, el que más nos importe, seguro que nos está iluminando.