domingo, enero 18, 2009
Terapia
Ciertamente nuestra personalidad es un manojo de llaves que abren (o cierran) las más variada cantidad de puertas. De roble y barnizadas hasta candados que sujetan un pequeña puertecita de alambres oxidados. Esas puertas son el reflejo de la forma de ser de los otros, que eventualmente (o recíprocamente) son otro manojo de otras llaves que pueden cerrar (o abrir) nuestras puertas.
Así las cosas, por más que podamos conocer todas, o algunas, de nuestras llaves, es probables que luego no podamos reconocer que puerta corresponde abrir o cerrar.